lunes, 18 de marzo de 2013

Dios no comulga con los puños

6:54 pm Parroquia San Juan Apóstol, mejor conocida como la iglesia del Centro Comercial El Tesoro. La situación era simple y cotidiana, paraguas de todos los colores se cerraban mientras la iglesia empezaba a sobre poblarse de fieles. Yo corría tras ella haciéndole el quite a la lluvia con el parpadeo de mis ojos, así logré entrar y seguir cada uno de sus pasos con una maleta colgando a mi espalda.

6:59 después de haber preguntado un par de veces: ¿están ocupados? y recibir el incómodo y contundente "SI" que sólo suelta quien sabe que está guardando un puesto y que odia hacerlo, decidimos esperar la llegada del padre en un extremo de la edificación, ahí quedamos en la mitad de nada y de todos, donde uno está seguro de que está estorbando pero que no hay nada que se pueda hacer al respecto.

Créanlo o no el padre salió y los que tuvieron fortuna se pusieron de pie para darle la bienvenida, escogí ir allí porque él tiene la capacidad de hacerme reír; simplemente porque logra con simpleza tocar las fibras de mi más mal humorada reflexión. 

La misa se puso en marcha y todos los pecadores de mi sector desviamos la atención hacia la pequeña de algunos meses que papá le entregaba a mamá en señal de relevo, los de atrás le hacía "carantoñas", la pequeña reía, mientras los de los lados hacíamos la cara de ternura acorde al momento.

A pocos metros de allí estaba el confesionario, un moderno y cómodo "cuartito" que esperaba por los pecadores pacientemente con su puerta a medio abrir, así fueron llegando uno tras otro. La primera una joven, el segundo un adolescente de unos 12 años y el tercero que después de entrar jamás volvería a salir, un amigo de aquel joven que salió absuelto rápidamente quizá por llevar puesta la camiseta de la Selección Argentina.

Para ese momento ya un niño de unos 4 o 5 años nos había pasado entre los pies a todos, éramos obstáculo para el avión de papel que un adulto ingenioso le fabricó con el pequeño volante que acostumbran repartir con el resumen de la eucaristía. Se sentía el "empujóncito" del pequeño y lográbamos identificar por dónde estaba porque las miradas de los no tan afortunados al piso siguiendo su caminar, lo delataban; era como una ola en el estadio, por el movimiento de la gente uno sabía en qué momento iba a llegar.

El sacerdote terminaba con su reflexión acerca de aquel pasaje de la biblia que deja frases   contundentes como aquella que salva la mujer adúltera de una apedreada: "aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Allí mismo sin saber por qué, se me vino a la cabeza Carmen Andrea Rengifo corresponsal del Canal RCN en Caracas Venezuela.

Algunos minutos más pasaron y llegó el momento de la elevación, el señor de la esquina de la iglesia puso sus rótulas en la tierra y mandó dos baldosas adelante a un joven y a su novia, creyendo que lo había visto todo, vi cómo el joven tomó impulso, sin importar en dónde estaba se agachaba a las orejas del señor arrodillado diciendo (!"#$%&&//()==&$#"$) y así del mismo modo acabándose la elevación, el de rodillas tomó impulso y parándose enérgico le puso el pecho en la cara al joven diciendo: "Y entonces", mientras tanto la novia les recordaba dónde estaban y el padre terminaba diciendo: "haced esto, en conmemoración mía".

Antes de la paz inquieto por la pelea me volteé y le propiné un codazó a un tipo de una gama bastante alta, al cual de inmediato por lo tenso del ambiente pedí perdón y aproveché para darle la paz, esa que nunca se dieron los desubicados de la esquina. 

Siendo las 7:40pm  mientras el niño de la camisa de la Selección Argentina le decía al que salía del confesionario: "te gastaste toda la misa", me dije  ami mismo hablando con él: "señor ellos no parecen ser dignos de que entren en tu casa y no se si una palabra tuya bastará para sanarlos"

Hoy lleno de fe hago un llamado a la tolerancia!!! 

    



       

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