martes, 12 de marzo de 2013

Yo era parte de la historia

Sin temor a ser juzgado un día salí de la casa, la de los abuelos de Emiliana y Federico, la misma que vio crecer a Maria Alejandra y Catalina, esa que queda encima de la que era la casa de doña Angela y su hija Natalia pero que hoy habitan León y Marina. Todos ellos eran parte de la historia del tercer piso al que volví después de escribir mis meses en la capital.

"Esa historia en la foto, la foto en la mesa, la mesa en la sala, la sala en la casa, la casa en el barrio, el barrio en la ciudad" Así lo dijo una vez un amigo de esos que sólo Dios sabe poner en el camino, Robinsón Posada "El Parcero del Popular Número 8". Siempre me pregunté por qué no siguió con el país y después el mundo y así hasta llegar al más oscuro de los hoyos negros, después de años y vivencias concluí que las ciudades se hacen grandes no por los metros cuadrados si no por sus historias.

Aquí abro mis más humildes "retinazos", no me disculpo, pero no me castiguen cuando mis ojos no vean lo mismo que los suyos, a veces suelo no enfocar bien, prefiero volver a repasar con mi mirada y ponerle el sentir de quien vive sus historias para contarlas.

Soy "opinador" de calle y vividor de buses, considerado a sí mismo como el alma en pena que ama el barrio, manejo lo que tengo: mis dos pies y los billetes de baja denominación, escribo asfalto, defino el interés como  un aroma u otro que depende de la lupa con la que se le mire, la mía está rota.

Escupo lo que pienso y medito lo que digo.  

2 comentarios:

  1. Absolutamente grandioso tu propósito, como grandiosa es la calle, como grandiosa es la gente, como grandiosa es la urbe!

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  2. Ese eres tú. Ese es Nicolás Gómez Valero.

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