jueves, 24 de abril de 2014

Errores de la risa

Después de un maravilloso día de trabajo salí como un tiro de la oficina, es aquella época de fin de mes en que el bolsillo está muy liviano y los campesinos amenazan con realizar otro paro de esos que ponen a temblar la poltrona presidencial.

No se va en carro a la oficina por múltiples razones, entre ellas tres muy poderosas:

1. No tengo carro propio
2. Los dos que hay en casa los comparto con mis padres
3. Amo el transporte público de esta ciudad, no en vano por culpa de él he nutrido muchas de mis pilatunas literarias.

El impulso del tiro que me sacó de la oficina me llevó hasta el orgullo de los antioqueños, si señores y señoras, El Metro. Allí estuve muy pocas estaciones en la ya muy conocida "turtura metro", este es el nombre que ha recibido la hora pico en el sistema de transporte más masivo de la ciudad, después hablaremos de eso. Lo importante acá es que me bajé en la estación Exposiciones.

6:45 pm todo listo para tomar el Laureles 192 o Cicrcular Coonatra que me llevara lo más pronto posible a Unicentro, esto me permitiría llegar pronto a la UPB en donde debía cumplir con un par de citas de más trabajo.

Pasaron 2 Laureles 192 agolpados de gente, por más que levanté mi brazo estos hijos de sus sacrosantas madres no pararon, entonces esperé que apareciera el muy bien conocido 301. Después de ver pasar los minutos apareció en escena mi mejor amigo, era un Coonatra de esos que tienen un letrero gigante que dice: UNICENTRO, adicional al letrero, los genios del diseño de aviso de buses le ponen un logo del centro comercial gigante, muy seguramente fue producto de un negociazo su "departamento" de mercadeo.

Empezó la aventura cuando estaba apunto de avisar via chat que ya iba a llegar, el bus no siguió por la 33... El bus giró hacia el centro...



De dos personas diferentes que se hacen llamar amigos escuché dos teorías inciertas:

1."Guevón no importa para dónde vaya, el circular conozca pasa por ahí"

2. "Si se siente en el lugar equivocado no pierda la compostura, haga como el que se tropieza y empieza a trotar, mantenga su estructura y corrija sin que los otros lo noten".

Pues sí mis amables lectores,  este tipo de memorias amistosas me llevaron a hacer una expedición tortuosa.

Y fue tortura Coonatra por que mil veces viví la situación en la que vas por una vía y cuando lo normal es que tu bus gire  a la derecha este aparatejo voltea a la izquierda, sí,  es ese desagradable momento en que lo único que voltea hacia donde quieres es tu cabeza, después de vivir esa situación mil veces con la esperanza de llegar a UNICENTRO en algún momento, terminé por verme envuelto en un risueño recorrido.

Centro, UdeA, Universidad Nacional, Calle Colombia, Luis Amigó, Universidad Salazar y Herrera, Robledo, Calasanz, La Floresta, Laureles, Belen y finalmente la Universidad de Medellín...

Ya en la confianza de la soledad con el señor que tantas veces giro hacia donde yo no quería, decidí ir a la primera banca y hablarle:

- Yo: "Señor, este bus no pasaba pues por unicentro" Le dije con una risa pintada en la cara.

- Señor Conductor: A si este si pasa pero es cuando salimos de la terminal, si quiere subimos y lo monto en      otro que vaya de salida.

- Yo: Te agradezco mucho, prefiero bajarme acá.

Finalmente, don Carlos, un ex-conductor de Coonatra que lleva trabajando como taxista apenas 2 meses, me llevó donde el grupo de personas que me esperaban desde las 7 pm en su spark amarillo.

Mi hora de llegada 9:00 pm

No podía ir a dormir sin escribirlo, no podía dormir tranquilo sin concluir que a los amigos es mejor llamarlos a pedirles plata prestada para el taxi en lugar de recordar las bobadas que dicen con una aparente seguridad.

No quise dormirme sin contarles que me encuentro inmensamente feliz de todo lo que soy, de mi manera de reacción, de la sonrisa idiota de felicidad que me lleva  a la cama. Posiblemente usted esté pensando que babearé mi almohada de lo tonto que soy, tal vez usted no se imagina en mi situación, tal vez a usted no se le ocurra nunca plasmar en letras este tipo de burradas... LO SE...

Por alguna razón pasional, nunca paré de sonreír en mi odisea, me imaginé acá, sentado escribiéndoles la historia de las risas que me arrancaron mis errores.


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