martes, 11 de junio de 2013

Detrás de una historia superior a la mia

Mi mejor amigo del día había sido el radio, siendo las 5:58 pm me subí al bus Circular Coonatra 301 y me encontré con un montón de gente que también se había perdido el partido de Colombia, con valentía seguí y me quedé parado esperando encontrar alguna historia que me alegrara la tarde. 

Envuelto en la misma historia empecé a ver cómo el bus iba cada vez más rápido, vi cómo la gente afuera le hacía el quite, porque a leguas se notaba que el señor conductor nunca lo iba a hacer, como un momento de aquellos "davivienda" se escuchó aquella voz gruesa en la radio: "Como un homenaje a nuestros símbolos patrios a continuación escucharemos las notas del Himno Nacional de la Republica de Colombia"... A nadie le alcanzaron las agallas ni para "tararearlo" pues ahí dentro de ese tres letras íbamos haciendo de todo menos patria, además está demostrado que hacer fuerza y cantar no se escucha bien.

Las Torres de Bomboná, Niquitao, y por fin las luces rojas que obligaron  al "busetero" hacer paradas en la calle 33, por fin pude ver otros detalles ahí dentro, por ejemplo vi que la salida de emergencia era una escotilla en el techo que de quedar volteados como seguramente íbamos a quedar, lo que era una salida se convertiría en una entrada al pánico y a los actos desesperados. De fondo el comercial de una batalla entre las ESTRELLAS, donde Messi iba a CHOCAR CONTRA..... después de semejantes sensaciones me quedé perplejo mirando la imagen del "Sagrado Corazón" que le daba la espalda al conductor,  muy dentro de mi le grité "voltéate".

Después de que me pasó la paranoia, pude volver a las colombinadas clásicas, vi al pelado que portaba orgulloso su gorra de la Federación Nacional de Cafeteros, esa de ese material que uno solo ve lucir a los papás en la playa. Un tipo de un singular parecido a Apu que se montó al bus en un paradero y sin que arrancara de nuevo se bajó con esa única cara que hacemos los pendejos cuando se nos olvida algo.

En un viaje que parecía otro seguimos tranquilos escuchando de fondo unas 200 veces un slogan de una emisora que nos dejó claro a todos, incluso al desprevenido remedo de Apu que "Olímpica pone de todo" mientras tomaba nota en mi libreta y la señora de al lado me miraba de "R OJO" ocurrió lo inesperado, mi cansancio y mi otro yo hicieron que yo empezara a seguir el ritmo de un vallenato de esos romanticones con los pies. Yo me dije a mi mismo: "compañero, es mejor que llegues rápido a casa".

Llegó la hora de bajarme del bus y atravesar el Centro Comercial Unicentro, caminé detrás de una pareja de viejitos mal diciéndome por ser tan "guache" me miraba los pies y los regañaba mentalmente, es que era muy grave que les provocara bailar una cosa que dice: "no podrán derrumbar este amor de los dos..." Era una falta grave.    

Con algo de resignación y aceptando la realidad del poder de mi otro yo y mi cansancio escuché una conversación entre una señora que lustraba los zapatos y el dueño de los mismos en la plazoleta principal del Centro Comercial:

Lustradora: "Y ahora a ver el partido de la selección"
Dueño de los zapatos: "jaaa... Ya ganamos!"
Lustradora: "Ay ¿cómo así? y ¿cuánto?"
Dueño de los zapaos: "dos  cero ¿usted dónde estaba pues?"
Lustradora: "Pues acá, trabajando... ¿Y el partido era en Argentina o en Barranquilla?"

Con la convicción de que era mejor no escuchar más esa conversación, seguí caminando y arrepentido me retracté y les dije mentalmente a mis pies: "Puden irse bailando el género que quieran hasta la casa".



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