miércoles, 29 de mayo de 2013

Historia de un Samario Amarillo

Hoy lo abordé a eso de las 9 pm era su taxi un Hyundai seguramente de un modelo actual, tenía camisa blanca, unos 60 años encima y un recorrido de vida en cada cana que tupía su cabeza:

Nicolás:  Buenas Noches!!
El: Buenas noches, ¿el numero del código es?

Su pregunta saltó en un tono jocoso que dejó ver las mismas costas colombianas en su acento.

Nicolás: cuarenta y cinco.
El: Base, ¿me confirma con el 45?
Base: Adelante móvil con el 45
El: ¿A dónde vamo´ "compita"?
Nicolás: Vamos a San Joaquín.
El: Va pa´ esa "San Joaco" me dices por dónde.

Inmediatamente sentí que ese viaje no iba a ser uno más, aunque parecido a muchos, pues los peluchitos colgaban pegados de los espejos y el sonido del radio bajó hasta lucir como un sonido incidental.
Conversando, me dejó saber que él apenas lleva un mes y medio en la ciudad de la eterna furia, dijo que le daba muy duro y le pregunté del porqué y volvió a salir una explosión costeña de su boca.

EL: esta vaina es muy grande compa.
Nicolás: ¿de dónde es usted caballero?
El: De la bahía más hermosa de América, Santa Marta!!

La culpa de que esté en Medellín y haya sido víctima del desplazamiento forzoso, es culpa de la renovación empresarial, pues la empresa donde manejaba una pequeña buseta decidió renovar su personal de conductores por la sangre nueva, la atravesada, la que aguantará más fácil lu duro de las calles,  hasta que las canas hagan un nuevo "check out" masivo.

Humilde me cobró y antes de indicarle cómo se iba hacia Bello, le pedí su nombre para tenerlo muy presente en mis oraciones. Y es que hay que pedir para no llegar a esa edad con empleo, el sistema siempre será cruel, estamos condenados a la peor de las humillaciones humanas... el olvido!

Larga vida "Compa" Manuel!!

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